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Por qué el cambio es tan difícil? 

Pese a la innumerable cantidad de estudios, prácticas e innovación, la capacidad de adaptación ante los cambios, especialmente en el ámbito laboral, no ha mejorado. De hecho, muchos de los esfuerzos por avanzar en ese sentido, fracasaron rotundamente, o se dan en forma tan gradual y paulatina que jamás cumplen los objetivos previstos. Se necesita, en forma urgente, un nuevo enfoque sobre el cambio, que sea veloz y exitoso. En otras palabras: necesitamos hacer mejor el cambio.

Pero Cómo mejoramos nuestras posibilidades de éxito y aceleramos el ritmo del cambio?

Quizás hemos hecho mal la ecuación para el proceso de cambio. La mayoría de los estudios e investigaciones se centran en el proceso, en los pasos a seguir para introducir el cambio y generar aceptación. Hemos creado guías y checklists para líderes, impusimos estrategias sólidas de comunicación, prohibimos todo tipo de manipulación o ventajismo para que la gente se sumara al cambio. Sin embargo, nada de esto perdura en el tiempo.

Numerosos estudios desarrollados por líderes académicos sobre ámbito de los negocios y el liderazgo, demuestran que sólo el 30% de las iniciativas aplicadas para la gestión del cambio, son exitosas. Autores e intelectuales como el Profesor Emérito de la Universidad de Harvard, John Kitter, instauraron una metodología de trabajo para la gestión del cambio basada en pasos y checklists. Siempre supusimos que las fallas se trataban por problemas en la ejecución del plan pero, ¿Y si el problema no es el proceso de gestión del cambio sino el cambio en sí, es decir, el modo en que nuestro cerebro reacciona al desafío del cambio?

Nacemos con muy pocos miedos.

Los expertos creen que, en forma primitiva, sólo tememos a dos cosas: los ruidos fuertes y las caídas. E incluso, hay quienes sostienen que ni siquiera esos dos miedos son innatos. Sea cual fuere el caso, el ser humano no debería tener impedimento alguno para afrontar el cambio.

Durante nuestra formación, vivimos en constante cambio y, aunque  a la mayoría de la gente le cuesta, otros se adaptan a las nuevas condiciones con gran facilidad. El mejor ejemplo son los niños: cada año vuelven a clases y tienen nuevos maestros, nuevos compañeros, nueva vestimenta y nuevas asignaturas. Aunque hay cierta continuidad y entre un año y otro, también experimentan profundos cambios en cada aspecto de sus vidas. Algunos niños no logran adaptarse cómodamente a estas alteraciones, pero la vasta mayoría, enfrenta con naturalidad los cambios que trae aparejado cada nuevo ciclo escolar. Pero, en algún punto, comenzamos a padecer el miedo al cambio; nos mantiene en vela. Al menor atisbo de cambio, nos alteramos.

Para comprender mejor la neurociencia del cambio, hablé con el Dr. Richard Boyatzis, Profesor en las cátedras de Conducta Organizacional, Psicología y Ciencia Cognitiva, en la Western Reserve University. Boyatzis estuvo trabajando en este campo durante más de 20 años, como investigador y practicante. Durante ese tiempo, él y su equipo lograron identificar tres áreas clave que pueden ayudar a las personas a adoptar y adaptarse a los cambios más fácilmente

En mi experiencia con empresas que están en proceso de cambio, he visto la misma constante: las organizaciones invierten muchísimo tiempo y dinero en sofisticadas estrategias de comunicación y herramientas para la adaptación al cambio. El lanzamiento del proyecto suele tener una elegante presentación con diapositivas, o un evento y luego, se pide a la gente dirija, gestione y/o afronte el cambio siguiendo una serie de pautas, objetivos y fechas límite.

Según el Dr. Boyatzis, esa es precisamente el error: no se debe presentar el cambio de ese modo. El empleo de métricas para introducir un cambio, gatilla el “Modo de tarea activa” (MTA), que es aquella porción del cerebro que se encarga de realizar tareas específicas. Aunque el MTA nos ayuda a enfocarnos en una tarea particular, nos pone a la defensiva y nos cierra a nuevas ideas. La aceptación del cambio es más sencilla cuando el cerebro está en “Modo de trabajo por default” (MTD). Esta parte se activa cuando soñamos despiertos, planificamos algo en el futuro o sentimos nostalgia. Aunque, en apariencia esas actividades parecieran obstaculizar algo tan complejocomo la tarea de adaptación al cambio, el cerebro humano se pone en un estado de excitación que propicia la adaptación y se abre a nuevas ideas.

“Neurológicamente, cada vez que sumamos otro factor, otra métrica, agregamos algo más a la palestra y estimulamos esa parte del cerebro que se cierra a ideas nuevas”, explica Boyatzis y afirma: “Fuimos formados para creer que el establecimiento de metas específicas ayuda a adaptarse al cambio. Sin embargo, como ha quedado demostrado, las metas específicas inhiben la performance. Por lo que, la noción de que las métricas, mediciones y parámetros ayudan a la gente a enfrentar el cambio, es absurda. Cada vez que hacemos eso, boicoteamos cualquier intento o esfuerzo por generar el cambio que anhelamos”.

 

El antídoto para esto, según el Dr. Boyatzis, es enfocarse en hacer cosas que generen estímulos al cerebro. Se puede lograr si apartamos las tareas analíticas en la gestación del cambio y dedicamos más tiempo en desarrollar la inteligencia emocional. Él ha puesto en práctica esto con sus alumnos del MBA; pidiéndoles que se concentren más en sus anhelos y visiones de futuro. En los estudios de Resonancia Magnética Funcional por Imágenes (RMFI) que realizó el Doctor, se pudo comprobar que, enfocarse en un estado ideal, dispara las áreas del cerebro del “Modo de trabajo por default” (MTD). La estimulación genera una reacción fisiológica liberadora de energía, permitiendo abrirse a nuevas ideas, permitiendo ver posibilidades que nunca antes vimos. Uno empieza a ver soluciones en lugar de problemas”, afirmó Boyatzis.

Comprendiendo el por qué de la Resistencia.

Una de las razones por la que los esfuerzos por cambiar fracasan es la resistencia de aquellas personas que deben implementar el cambio. Creemos que la resistencia es la enemiga del cambio y debe ser reducida o eliminada, centrándonos en el “por qué” de la misma. La mayoría de los cambios organizacionales involucran gente nueva, planes nuevos, roles y responsabilidades que requieren constantes y reiteradas conversaciones para generar comprimiso y adaptación. Muy a menudo observo que las empresas exigen a su gente que acepten y se adapten a los cambios en forma inmediata. Esto es un grave error en la metodología de gestión del cambio.

Boyatzis señaló que, la forma en la que el cambio es presentado a la gente, genera Resistencia. Se asume que el cambio es para mejor, “por su bien”. Pero el gran problema, es que la idea del cambio se gesta en un nivel muy lejano a aquellos que deben aceptarlo e implementarlo y ahí radica el error; es la receta para un verdadero desastre. “Cuando afirmamos que la gente se resiste al cambio, estamos suponiendo que el cambio que se les ofrece es bueno o deseable. Pero cuando ese cambio no los hace partícipes desde su creación, sino que ya fue gestado y sólo debe ser aplicado y aceptado, genera desconfianza y escepticismo”, explica el Profesor.

El catedrático, afirma que toda iniciativa de cambio debe comenzar por la conversación con las personas más involucradas en el área a modificar; con los empleados más eficientes de la empresa. No se les debe presentar un plan armado e instarlos a que lo acepten, sino que debería pedírseles que manifiesten sus propias deas y sugerencias.“Si quieres hacer las cosas correctamente, debes sentarte a conversar con las personas involucradas y preguntarles: ¿Cómo crees que nos está yendo?, ¿Funciona nuestro sistema actual? ¿Qué sería mejor?´, debes iniciar un diálogo si quieres generar el cambio”, aconseja Boyatzis.

El miedo siempre gana?

La mayoría de las empresas tienen estrategias de negocios muy estrictas y políticas de gestión de cambio muy firmes, que son presentadas a los empleados como hechos que deben aceptar. Según mi experiencia y la de expertos como el Dr. Boyatzis, es que quienes reciben esa propuesta armada, distante, fría, gestada en otra parte y por gente que, quizás no conocen; interpretan esa información como una amenaza. Y una vez que se encienden las alertas en su cerebro, pierden toda capacidad de procesar en los hechos de una forma lógica.

En el libro de Daniel Goleman, “La inteligencia Emocional”, denominó a este fenómeno como “La Trampa de la Amígdala”:es cuando la parte emocional del cerebro ahoga a la parte lógica, haciendo imposible procesar información de manera analítica. Los impulsos dominando la razón.

Esto se manifiesta constantemente en nuestros workshops de gestión de cambio: hago que los participantes tomen una hoja y dibujen dos columnas: una para los miedos y otra para los hechos. La primer columna siempre es extensa, la segunda, en cambio, suele ser breve. Esto suele producirse porque el temor es infundado, es miedo a lo desconocido. A menos que ayudemos a la gente a lidiar con los temores, la incertidumbre y las emociones, no lograrán adaptarse en forma veloz y exitosa a los cambios que deban afrontar. Debemos enseñar a reformular la situación; a que, en lugar de problemas, vean oportunidades.

El cambio implica más esfuerzo y nadie quiere eso

Uno de los mantras organizacionales que detesto es: “Haz más con menos”. Esa frase no motiva a la gente para aceptar la mayor carga de trabajo que suele venir aparejada con los cambios. Encima, casi nadie explica en forma concreta cómo es que se debe hacer más con menos. Meramente lanzan la frase y se espera que las personas entiendan y busquen la manera de lidiar con más responsabilidades, aunque eso sea difícil y, en algunos casos, imposible.

Hay muchísimas tareas que no pueden ser modificadas en nuestro trabajo, especialmente, si hay vinculaciones legales que lo impiden (sea por contrato, reglamentos o convenios). Sin embargo, hay procesos que pueden alterarse con más facilidad como plazos de entrega, procedimientos, distribución de recursos, etc, que al modificarse, pueden contribuir a un mejor desempeño . Hacer caso omiso al estrés que genera la recarga de trabajo, puede destruir el compromiso de los empleados y refrenar cualquier iniciativa de cambio.

La gente cree que el cambio es fácil. No lo es.

Muchos de nosotros, nos vemos atrapados dentro de la gestión de cambio de nuestra organización, que sostiene esa creencia de que se puede hacer mucho más con mucho menos. Pero, eso es una gran falacia: contar con menos recursos significa esforzarse en identificar aquellas tareas que hacías y ya no debes, no puedes (o no quieres) hacer.

El cambio real y profundo no es fácil de lograr y quienes tienen éxito lo hacen gracias al esfuerzo y el pensamiento enfocado. Cambiar no es hacer lo mismo de siempre pero con otro nombre, ni forzar a las personas a realizar más tareas sin apoyo o contención alguna. El verdadero cambio es complicado pero increíblemente satisfactorio si es bien gestionado.

Conclusión

La buena noticia es que el éxito en los procesos de cambio es posible. No se trata de reinventar las iniciativas de cambio, sino de reafirmar a las personas que cargan con la responsabilidad del mismo, y brindarles mayor participación dentro del proceso.

El cambio fracasará si se impone sin previo aviso y en forma arbitraria en un grupo. Basándonos en la neurociencia, ahora comprendemos que este tipo de cambios cierran mentes y generan resistencia. En cambio, debemos consultar e incluir a los empleados en el proceso, de modo que abran su mente a la posibilidad del cambio. Entender sus necesidades y requerimientos, nos permitirá elaborar estrategias para mejorar la labor, generar mayos efectividad y eficiencia.

El miedo al cambio no es innato, pero todos reaccionamos de la misma forma cuando nos sentimos amenazados. Habla con tus empleados. Pregúntales qué deberían cambiar para que las cosas funcionen major. Házlos sentir que no solo son partes del cambio, sino gestores del mismo.

 

Fuente:  Lee Hecht Harrison – Reino Unido

Los siete peores errores en fusiones y adquisiciones: ¿cómo evitarlos?

11 Apr 2019

Por Charles de Sabran & Joanne Layne

Hace casi tres años, el profesor Roger Martin, de la Facultad de Administración Rotman, Universidad de Toronto, pronunció una de las citas más infames de la historia sobre el estado de las fusiones y adquisiciones globales.

«Las fusiones y las adquisiciones están predestinadas al fracaso», escribió Martin en la edición de junio de 2016 de The Harvard Business Review, «por lo general, entre el 70 % y el 90 % de las adquisiciones son fracasos abismales»

Puede que Martin haya exagerado, pero la verdad es que ha estudiado y presentado casos de estudio que respaldan su afirmación: Microsoft y Nokia, Google y Motorola, Hewlett Packard y Autonomy, News Corporation y MySpace. Los ejemplos mencionados fueron acuerdos multimillonarios que terminaron con la empresa adquirente obligada a vender los activos adquiridos y a dar por perdido casi todo el capital invertido para fusionar las empresas.

A pesar de la evaluación de Martin, el mundo no parece estar perdiendo el apetito por las fusiones y adquisiciones.

En 2018, se anunciaron casi 3,9 billones de dólares en fusiones y adquisiciones. No fue un récord, pero si se hubiera permitido el matrimonio propuesto entre los operadores móviles Sprint y T-Mobile (en la actualidad se encuentra en un estado de limbo bajo la dirección de organismos reguladores), el 2018 habría sido uno de los años con más movimiento de la historia en lo que respecta a actividades de fusiones y adquisiciones.

Dado que cada año se produce una nueva oleada de fusiones y adquisiciones, ¿por qué seguimos observando una tasa de éxito tan pobre? Abundan teorías al respecto.

Las fluctuaciones económicas y las guerras comerciales pueden hacer fracasar algunos acuerdos. A veces, las fusiones y adquisiciones propuestas enfrentan situaciones en mercados cambiantes o complicaciones tecnológicas imprevistas. Y, en muchos casos, las empresas compradoras simplemente pagan de más por un activo y subestiman los costes que conlleva la integración.

Sin embargo, hay un rasgo común en la mayoría de las fusiones y adquisiciones fallidas: el fracaso de la integración cultural.

Deloitte ha estimado que el fracaso de la integración cultural es una de las principales causas de, aproximadamente, el 30 por ciento de las fusiones y adquisiciones fallidas. Bain & Company ha identificado la integración cultural como la causa número uno del fracaso de las fusiones y adquisiciones.

Después de haber revisado los detalles de las fusiones y adquisiciones que Lee Hecht Harrison (LHH) ha visto de cerca, hemos identificado siete errores comunes relacionados con la integración cultural y que han hecho fracasar a muchas fusiones y adquisiciones prometedoras:

  • La obsesión por la nueva empresa: Tratar de eliminar deliberadamente una de las culturas heredadas. Cada empresa tiene un ADN único que, al igual que sucede con los humanos, está profundamente arraigado en todo lo que es y lo que hace. Muchos líderes cometen el error de pensar que el ADN de una empresa adquirida desaparecerá sin más. No obstante, la experiencia nos dice que siempre habrá oligoelementos del ADN de ambas organizaciones en una empresa integrada. La falta de reconocimiento de esta realidad puede causar miedo, resentimiento y, en última instancia, la no consecución de una integración plena.
  • Síndrome de la torre de marfil: Cuando el miedo invade al equipo de alta dirección. Para muchos directivos, un proceso de fusión y adquisición puede desencadenar temores sobre sus propias carreras. Pueden preocuparse por perder influencia, estatus, poder o, en última instancia, su trabajo. Esta ansiedad se ve exacerbada por el hecho de que las integraciones pueden tardar muchos meses, incluso años, en completarse. Esto puede provocar que muchos directivos se sientan distanciados de sus obligaciones cotidianas y que pierdan su interés por los resultados de la fusión y adquisición.
  • Efecto espejo: Proyectar los temores de los directivos en toda la organización. Cuando los directivos tienen miedo, proyectan esos temores en toda una organización. Por ejemplo, un cliente reciente que estaba llevando a cabo una fusión y adquisición garantizó a todos los empleados que no se produciría ningún recorte de personal durante los primeros tres años. No obstante, cuando nos reunimos con el equipo ejecutivo, estaban convencidos de que estas garantías no se aplicarían a los cargos de alta dirección. Sus preocupaciones sobre los recortes de empleo «no oficiales» finalmente invadieron las conversaciones de los empleados en todos los niveles de la organización. Cuando los empleados se dieron cuenta de que sus directivos habían perdido la fe en el compromiso de la empresa, comenzaron también a perder la confianza.
  • El escenario de El Coyote y el Correcaminos: Decisiones precipitadas y su correspondiente efecto caída. Nosotros que crecimos viendo estos emblemáticos dibujos animados podemos recordar que no importaba lo mucho que lo intentase o el truco que emplease, el Coyote jamás lograba atrapar al Correcaminos. El problema era que el Coyote, en su desesperación, estaba dispuesto a intentar lo que fuese sin pararse a estudiar en detalle sus planes. Este mismo escenario se puede apreciar en las fusiones y adquisiciones.

Al intentar realizar fusiones y adquisiciones, los directivos a veces creen que deben estar constantemente tomando, anunciando y poniendo en práctica decisiones de integración. Sin embargo, existe un alto riesgo de desvinculación si muy pocos responsables o empleados están implicados en la toma de decisiones. Antes de anunciar cualquier definición, es importante consultarlo con el mayor número de personas posible para estudiar las posibles repercusiones. Tal como descubrió el Coyote, tomar malas decisiones con demasiada rapidez y sin contar con otras opiniones puede llevarnos a caer por el precipicio.

  • Síndrome del disco rayado: Continuar comunicando la justificación del acuerdo en lugar de abordar las cuestiones prácticas. A menudo vemos que, para cumplir con las expectativas de comunicación, los directivos se acostumbran a repetir los mismos mensajes básicos una y otra vez, y a no reconocer nunca la existencia de nuevos problemas. Cuando el mensaje es obsoleto e ignora deliberadamente los avances, puede socavar completamente la reputación del equipo directivo. A veces es mejor ser silencioso que redundante.
  • Problemas de abandono: Falta de apoyo a los mandos intermedios. Los mandos intermedios constituyen la columna vertebral de la mayoría de las empresas. Son los primeros en responder a todas las preguntas, miedos, ira y confusión que pueden experimentar los empleados durante una integración.

A pesar de ello existe una tendencia a olvidarse de los mandos intermedios a la hora de gestionar estos procesos. Si los líderes de una fusión y adquisición privan de información a los mandos intermedios y les impiden responder a las preguntas más básicas, esos mandos y sus equipos perderán rápidamente la fe en la integración.

  • Síndrome de la anticipación excesiva: Afirmar el éxito antes de tiempo. Cualquiera que haya vivido una fusión y adquisición sabe que puede tratarse de un recorrido largo, impredecible y a veces incómodo. A pesar de ello, en ocasiones el equipo directivo se apresura en confirmar el éxito una vez iniciado el proceso. Esto sucede especialmente en el caso de la integración cultural. Pasarán meses, incluso años, hasta que dos culturas diferentes logren adaptarse y encontrar un terreno común, feliz y productivo. Confirmar el éxito de forma prematura puede frustrar al personal y, realmente, prolongar el período de gestación para que se produzca una integración completa.

El desafío de evitar estas trampas de la integración cultural suele recaer en los responsables de RR.HH. En base a nuestra experiencia trabajando codo con codo con los responsables de RR.HH. en procesos de integración, LHH ha identificado diferentes prácticas recomendadas que pueden ayudar a cerrar la brecha cultural que se experimenta durante muchas fusiones y adquisiciones:

Creación de un flujo de trabajo «cultural» dirigido por el equipo de alta dirección. Un planning centrado en la integración cultural puede determinar las distintas cualidades en el ADN de ambas organizaciones e identificar qué se comparte y cómo crear un terreno común. Esto asegura que ambas entidades respeten los valores y la historia de la otra.

Valoración y medición de la realidad. Examinar con regularidad el entorno para obtener una evaluación honesta de cómo progresa la integración. Cuando los acontecimientos se desarrollan a un ritmo rápido durante un proceso de fusión y adquisición, tendemos a demostrar mayores sesgos y a hacer más suposiciones. Para saber exactamente cómo está llevando la integración la empresa, es importante hacer un sondeo en los diferentes niveles de la organización y fomentar un diálogo abierto para que todos sepan lo que está sucediendo en realidad.

Aclarar las expectativas en torno a los nuevos comportamientos del equipo de direcciónLas organizaciones exitosas toman medidas tempranas para articular los valores y comportamientos necesarios por parte del equipo directivo para facilitar la integración. La comunicación clara de estas expectativas permite a los directivos saber que deben estar preparados para cambiar sus propios comportamientos y así poder impulsar con éxito una integración.

Invertir fuertemente en los mandos intermedios para desarrollar habilidades de liderazgo fundamentales, llenar los vacíos interculturales y mitigar los sesgos inconscientes. La capacidad y la voluntad de los mandos intermedios para adoptar la nueva cultura integrada puede hacer que una fusión o adquisición sea un éxito o un fracaso. Durante las primeras etapas de una integración, en las que se producen las primeras impresiones importantes, los mandos intermedios deben saber por qué y cuándo están sucediendo las cosas, de modo que puedan mantener a los trabajadores informados e implicados en la integración.

Como responsable de RRHH, no hay que dejarse atrapar por los aspectos técnicos de la integraciónPara evitar enredarse con los detalles técnicos, es buena idea organizar talleres de colaboración con directivos clave de ambas entidades. Estos foros o talleres pueden ayudar a los directivos a identificar rápidamente los problemas y ofrecer soluciones que demuestren que la nueva organización integrada está tan preocupada por las personas como por los posibles resultados financieros.

Garantizar la permanencia del personal claveEl personal clave no solo impulsa los resultados, sino que retiene el conocimiento y la experiencia necesarios para el éxito futuro. Para fidelizarlo, serán fundamentales los incentivos y la creación de unas condiciones de trabajo adaptadas. La retención del personal clave resultará ser mucho más rentable que buscar a nuevo personal para reemplazarles.

El único aspecto positivo del registro abismal de fracaso en fusiones y adquisiciones es que nos ha proporcionado una gran cantidad de datos sobre lo que las empresas están haciendo mal, información que, en realidad, nos servirá de gran ayuda para elaborar un plan que nos permita llevar a cabo una fusión exitosa.

En las fusiones y adquisiciones, como en la vida, siempre podemos aprender de los errores de los demás y comprometernos a hacer las cosas de forma diferente.

 

El Puente del Empleo: Diseñando la Planificación de la Fuerza Laboral para una época de cambios sin precedentes

16 Nov 2020

Arne Hellmuth, Managing Director, Transformation Solutions, LHH

Es uno de los desafíos de planificación de la fuerza de trabajo más extraños y convincentes que he presenciado en el mercado laboral mundial: millones de trabajadores desplazados a causa de la pandemia del COVID -19, mientras, en simultáneo, se están creando millones de empleos nuevos y emergentes.

Las aerolíneas han sido castigadas pero los minoristas que están operando online están luchando para mantenerse al día con el aumento sin precedentes que están teniendo de los pedidos en este formato. Hoteles, restaurantes y bares se encuentran paralizados, pero la fabricación de una amplia gama de productos, como los equipos de protección personal y desinfectantes de manos, se ha disparado. Los empleos en el turismo se han evaporado en gran medida, pero el trabajo en áreas como la seguridad y la atención de salud están creciendo a un ritmo constante.

En este contexto, la pregunta que me seguía haciendo es si la industria del capital humano, las empresas y los expertos a los que recurren los empleadores en tiempos de cambio y crisis, están haciendo lo suficiente para llegar a las soluciones innovadoras necesarias para abordar este fenómeno laboral sin precedentes. Una cosa es segura: nuestras soluciones tradicionales pueden no ser suficientes.

Opciones como la transición profesional siempre van a ser un elemento crítico en el flujo de trabajadores. Incluso ahora, mientras los países avanzan hacia la reapertura segura y las empresas evolucionan sus modelos de negocio en respuesta a la crisis del COVID-19, la transición profesional  está lista para desempeñar un papel vital en la forma en que una organización puede apoyar a los trabajadores desplazados protegiendo la marca del empleador. Pero las condiciones únicas del mercado laboral de hoy exigen que desarrollemos formas más significativas de ayudar a los trabajadores y organizaciones a transitar esta crisis.

En LHH, vimos una oportunidad intrigante de explorar nuevas formas de construir un camino seguro y ordenado entre las empresas que necesitan eliminar temporalmente a los trabajadores y las organizaciones que necesitan contratar urgentemente. Lo único que sabíamos con seguridad al comienzo de nuestro proyecto, era que los intentos iniciales de igualar la oferta de mano de obra con la demanda se habían cumplido con resultados mixtos.

En marzo, CVS Health Corp., una de las empresas de farmacia y atención médica más grandes del mundo, anunció que necesitaba contratar a 50.000 nuevos empleados para ayudar a satisfacer el aumento en sus volúmenes de ventas creados en parte por la pandemia. Para obtener estas contrataciones, CVS se puso en contacto con empresas como Gap Inc., Delta Airlines y Hilton Worldwide Holdings, que se habían visto obligadas a despedir o desplazar a cientos de miles de empleados en todo el mundo. 

CVS ganó una publicidad positiva significativa por su gesto, pero no estuvo exenta de consecuencias inesperadas. Debido a la publicidad, CVS recibió más de 900.000 currículums para sus 50.000 aperturas. En una situación que requiere una respuesta ágil y acelerada, CVS creó un desafío de RR.HH. de enormes proporciones.

Lo que realmente necesitábamos para que esto sucediera era una forma de curar el movimiento de los empleados de una manera más deliberada y controlada. Lo que necesitábamos era un “Puente del Empleo”.

Conceptualmente, el Puente del Empleo sería un mecanismo que podría tomar a los trabajadores excedentes en una empresa para encontrarles empleo temporal en otra empresa, al tiempo que permitiría al empleador original conservar la capacidad de recordarlos cuando el negocio estuviera de vuelta. Es una idea bastante sencilla, pero la implementación tenía el potencial de ser bastante desafiante.

Diferentes países tienen diferentes demandas legales para reducir la fuerza de trabajo. En algunos lugares, es relativamente fácil el despido de un empleado o la reducción de su contrato, mientras en otras jurisdicciones, particularmente en Europa, los despidos y los permisos se complican con múltiples capas de protocolos jurídicos. Para hacer realidad el Puente del Empleo, tenníamos que encontrar una manera de mover a los trabajadores con todas las partes involucradas (el individuo, las empresas, los gobiernos y los sindicatos) que los podrían apoyar.

Parte de nuestra solución se encontró en Modis, un proveedor global de personal de TI, ingeniería, ciencias de la vida y soluciones, que opera dentro del Grupo Adecco. Trabajando juntos, ideamos un mecanismo para permitir que las empresas originarias con un exceso de oferta de trabajadores “presten” a su gente a Modis, suspendiendo efectivamente la relación contractual pero no cancelándola de manera definitiva. Modis contrataría a estos empleados para otras empresas que necesitaban expandir sus fuerzas de trabajo.

Es una solución sencilla y elegante donde todas las partes se benefician. Y ha marchado de buena forma desde lo teórico a la realidad. LHH y Modis acaban de completar un proyecto piloto con dos grandes empresas europeas que eventualmente conducirá a la migración de 6.000 empleados a través del Puente del Empleo. 

¿Cómo ha ido esto tan rápido de la teoría a la realidad? Un sencillo examen a los términos del Puente del Empleo muestra que las ventajas para los individuos y la empresa originaria son numerosas. 

En primer lugar, los empleadores pueden reducir su nómina sin tener que cubrir los costos adicionales de separación. Cuando muchas empresas han visto descensos drásticos y precipitados en los ingresos operativos, es fundamental encontrar la manera más rentable de reducir el número de empleados que proteja a los trabajadores y proteja a las empresas de la vulnerabilidad.

El Puente del Empleo también ofrece a los empleadores originarios el derecho de retirar a sus trabajadores cuando las empresas comiencen a volver a la normalidad. La retención de talento clave es una gran ventaja que da a las empresas afectadas por la pandemia la mejor oportunidad de volver a funcionar con normalidad, de la forma más rápida y rentable posible.

Los empleados individuales también pueden cosechar múltiples beneficios del Puente del Empleo. 

En última instancia, los trabajadores tienen la oportunidad de adquirir nuevas experiencias y habilidades trabajando en otra organización. Y bajo los términos del acuerdo con la empresa de destino, se garantiza que los empleados obtendrán salarios y beneficios comparables.

La pandemia COVID-19 ha transformado, en muchos sentidos, algunas de las suposiciones que hemos hecho sobre la planificación de la fuerza de trabajo en medio de una recesión económica. La industria del capital humano simplemente no puede ofrecer únicamente soluciones tradicionales cuando se enfrenta a desafíos no tradicionales. 

El Puente del Empleo es nuestra nueva solución para este desafío sin precedentes.

Vivir tu mejor vida: 4 lecciones clave para avanzar en tu carrera

16 Nov 2020

Después de tres años lejos del mundo corporativo, Shanthi Flynn sabía que estaba lista para dar un paso adelante en su carrera.

Como ex alta ejecutiva de algunas de las empresas más grandes e icónicas del mundo, incluyendo Ford Motor Co., The Boots Company y A.S. Watson Group, Flynn había tomado tres años de distancia para centrarse en su familia. No estaba claro cuándo o incluso si volvería al mundo corporativo.

Y entonces un día pronunció siete palabras que finalmente servirían como punto de inflexión en la evolución de su carrera profesional.  

“Mi hija mayor, que tenía tres años en ese momento, seguía mordiendo a su hermana menor en la cara”, recordó Flynn recientemente en un evento de la serie LHH Conversations. “Me encontré diciendo repetidamente: ‘Deja de morder a tu hermana en la cara’. No es algo que alguna vez pensé que estaría diciendo.

El deseo de regresar al mundo corporativo se estaba volviendo bastante fuerte. Sin embargo, Flynn admitió que no estaba claro que pudiera regresar a un trabajo de alto nivel en una gran corporación, algo que ella todavía quería. “Cuando tomé mi carrera, puse a prueba mi propuesta de valor”, dijo.

“Pensé: ‘Ahora tengo tres hijos, es difícil volver a un mundo separado de ellos’. Yo había sido utilizada para tomar decisiones rápidas y yo estaba segura. Estar fuera del juego durante tres años creó dudas en mi capacidad de regresar. Mi confianza tuvo una abolladura por primera vez en mi carrera”.

Inesperadamente, un cazatalentos la contactó para hablarle sobre un trabajo de alto nivel con Walmart Asia y en cuestión de meses volvió a su carrera una vez más. “Soy una firme creyente de que si tomas las decisiones correctas, eres competente en lo que haces y puedes contar tu historia de una manera convincente, entonces no importará si te tomas tiempo para hacer cosas diferentes”.

Flynn trabajaría cinco años para Walmart antes de salir por su cuenta como consultora de liderazgo estratégico. A principios de 2016, aceptó el cargo de directora de recursos humanos del Grupo Adecco en Zúrich. Hace dos años, volvió a su propia práctica de consultoría, con un enfoque en hablar y asesorar a ejecutivos y consejos, aprovechando su amplia experiencia en RR.HH., así como su liderazgo empresarial.

A través de su variada carrera de tres décadas como ejecutiva de RR.HH. y líder empresarial, Flynn indicó que aprendió muchas lecciones importantes sobre cómo manejar una carrera, cómo prosperar como mujer en lo que todavía es en gran parte el mundo de los negocios de un hombre y, por último, pero no menos importante, cómo una red bien estructurada es el mejor salvavidas en los puntos clave de una inflexión profesional.  

Cómo las mujeres pueden prosperar sin ceder a la tentación de ‘actuar más como un hombre’

Flynn comenzó su carrera en la planta de Ford Motor Company en Dagenham, un suburbio del este de Londres y un monumento seminal en la historia del derecho laboral del Reino Unido. Fue allí, en 1968, que 187 empleadas de Ford abandonaron el trabajo durante tres semanas. La huelga fue un catalizador de la Ley de Igualdad Salarial de 1970 que intentó prohibir el trato inequitativo entre hombres y mujeres trabajadores.

“Mi elección de unirme a Ford Motor Company en el Reino Unido fue probablemente mi opción más fundamental”, dijo Flynn. “Pasé casi 10 años allí; mis primeros tres años fueron en una planta de automóviles donde probablemente había unas 30 mujeres y unos 10.000 hombres. Así que, como pueden imaginar, era un entorno bastante dominado por los hombres”.

Aunque el ambiente era generalmente duro para las mujeres que trabajaban allí, Ford era una “empresa verdaderamente global que invirtió fuertemente en su gente”. Flynn fue capaz de moverse muy rápidamente a través de varios trabajos, que no sólo construyeron su currículum, sino que “me ayudaron a construir mi confianza”.

Las lecciones adquiridas de ser una de las pocas mujeres en una empresa dominada por hombres todavía resuenan hoy en día. “Como mujer, puedes ser dura y decisiva”, dijo. “Esos no son atributos masculinos. Sólo tienes que ser tú mismo. Si intentas copiar a todos los hombres de la habitación, no traes nada diferente a la mesa”.

Si aprendes algo en tu carrera, aprende a tomar las oportunidades

Flynn dijo que incluso con todos los mejores planes, nadie puede predecir completamente el curso de su carrera. Especialmente hoy en día, cuando tan pocas personas pasan toda su vida laboral con una organización. El truco para aquellas personas que quieren salir adelante es enfocarse intensamente en qué tipo de trabajo quieren tener, y luego buscar esas oportunidades para realizar ese sueño.

Eso significará utilizar una interpretación amplia de la “oportunidad”. No te dejes llevar por obtener un título en particular, o en la idea de que cada movimiento que hagas debe ser hacia arriba. Trate de evaluar el potencial en cada oportunidad, no importa lo improbable que pueda parecer en ese momento.

“Si quieres ser el CEO de una compañía Fortune 100, entonces tu trayectoria profesional debe ser mucho más deliberada”, dijo Flynn. “Necesitas saber todos los pasos que tienes que dar en ese viaje. Busca esos momentos oportunistas que te permiten tomar una decisión diferente o tomar un curso diferente”.

No importa a dónde vayas o lo que hagas, sigue construyendo tu red

Cuando Flynn fue por primera vez a Hong Kong en 2002 —siguió a su esposo que había recibido un puesto de profesor— admitió tener una enorme brecha en su red profesional. De vuelta en el Reino Unido, Flynn contó que había desarrollado una extensa red de contactos de alto nivel que buscaban y ofrecían apoyo.

En Hong Kong, sin embargo, era como empezar de nuevo. “No tenía absolutamente ninguna red en Hong Kong”, dijo. “Así que fui a un cazatalentos y le dije: ‘No estoy buscando trabajo, pero me gustaría saber quiénes son los mejores networkers de Hong Kong en mi espacio. En última instancia, el headhunter me ayudó a conectarme a una red con casi 200 personas”.

Después de desarrollar una nueva red, Flynn recalcó que se deben aplicar las mejores prácticas para permitirle sacar el máximo provecho a las personas que estaba conociendo. La parte superior de esa lista no se basaba únicamente en las conexiones realizadas a través de las redes sociales. 

“LinkedIn es una bendición y una maldición”, dijo. “Con las redes sociales, a veces puedes estar en contacto con personas y no estar realmente en contacto con las personas. Tienes que conocer gente y tener una conversación tangible para desarrollar una conexión de red. Ir a tomar un café o tratar de tener un teléfono o videollamada, para construir presencia”.

Después de construir presencia, es importante recordar también ser deliberado en lo que desea de su red. “Antes de llegar a tu red, hay que tener una idea de lo que quieres de ellos en términos de asesoramiento o incluso patrocinio. ‘Me gustaría trabajar para la empresa para la que trabajas´, ¿cómo hago eso? Debes tener algunas preguntas que necesitas responder”.

El mejor consejo que he recibido

Flynn señaló que una de las mejores partes del cultivo de una sólida red profesional es que usted esté expuesto a algunos consejos verdaderamente sabios. De todas las cosas que se le han dicho a lo largo de los años, Flynn dijo que el consejo de ser “valiente “, destaca.

“A veces, la gente piensa demasiado en las cosas. Tienes que pensar cuidadosamente en tus decisiones profesionales, pero siempre hay un elemento de salto, donde no puedes saberlo todo, no puedes reunir todos los hechos”.

Ahora que ha pasado de un papel operativo a un rol de asesoramiento y consultoría, Flynn dijo que todavía trata de practicar un enfoque audaz y valiente para su vida y carrera. Nunca dejará de aprender nuevas habilidades o desafiarse a sí misma. Su enfoque, como siempre, es ayudar a los demás a crecer.

“No creo que cambie nada sobre mi carrera”, dijo. “Muy rara vez miro hacia atrás. Aprende del pasado y siempre mira hacia adelante”.

¿La batería de resiliencia de su empresa se encuentra vacía? 5 pasos para recargarla

16 Nov 2020

Cara Danielson,  SVP, Leadership Development Programs, LHH

De todas las cosas que hemos aprendido durante la pandemia global del COVID-19, una de las lecciones más difíciles podría ser que estamos luchando contra más de una pandemia. Junto con el virus, el mundo está sufriendo una profunda escasez de su resiliencia colectiva.

Junto con las infecciones del nuevo coronavirus, el mundo está sufriendo a través de una pandemia de agotamiento emocional y psicológico que está produciendo problemas generalizados de salud física y mental, hasta un aumento  del suicidio. Lo más alarmante es el hecho de que muchas de las personas que creemos que son las más resistentes a este tipo de estrés son las personas que más sufren.

Los médicos y las enfermeras en particular están luchando para soportar el estrés implacable de la pandemia. En septiembre, una encuesta  realizada a miles de profesionales de la salud en 60 países encontró que más de la mitad reportaron un agotamiento emocional sustancial al tratar con la pandemia COVID-19. Resultados como ese llevaron a la Organización Mundial de la Salud a emitir una  directiva en la que se advirtió a las autoridades sanitarias que vigilaran de cerca la salud mental de los trabajadores sanitarios, en particular cuando el COVID-19 puede aumentar la caída.

En un nivel, es fácil entender cómo y por qué los profesionales de la salud estarían entre los más afectados. Literalmente sirven como una delgada línea blanca que está tratando de contener la propagación del COVID-19. Pero de nuevo, también han recibido una educación y un entrenamiento significativos, todos orientados a hacer que sean “superhéroes” de la resiliencia. 

La pandemia mundial del agotamiento emocional entre los trabajadores sanitarios está ayudando a revelar un importante concepto erróneo sobre la resiliencia: no es, ni siquiera en las personas más firmes, un recurso infinito.

La resiliencia es una de las cualidades más deseadas en los negocios hoy en día

En el mundo de los negocios, la resiliencia es una cualidad muy deseada tanto para los líderes como para las personas que dirigen. Tiende a funcionar como una etiqueta catch-all que describe a los trabajadores que son ingeniosos y capaces de recuperarse rápidamente de eventos estresantes.

La resiliencia se considera una cualidad clave en el liderazgo porque está estrechamente asociada con conceptos como la Inteligencia Emocional y el Pensamiento Ágil. Ambas filosofías básicas de liderazgo dependen de individuos que son independientes, decisivos y capaces de predicar con el ejemplo. Estas son las cualidades que definen la resiliencia en un contexto empresarial.

Sin embargo, a medida que los expertos en desarrollo de liderazgo han estudiado la resiliencia en un contexto empresarial, se dieron cuenta de que se manifiesta de varias otras maneras que tal vez son más sutiles. Cualidades como la franqueza, el ingenio, la humildad y la empatía, todas estrechamente asociadas con el equilibrio y el pensamiento ágil, ahora se consideran cualidades fundamentales del líder resiliente.

Sin embargo, en todas esas discusiones, hay poca discusión sobre las fuerzas que realmente erosionan la resiliencia. 

La batería de resiliencia

La mayoría de las organizaciones, cuando consideran la resiliencia de sus líderes o mano de obra, tienden a hacerse las mismas preguntas sobre acciones: quién la tiene y cómo pueden obtener más de ella. Además, quieren saber si pueden capacitar a su gente para que sea más resiliente, o si es una cualidad que debe ser reclutada en una organización desde un grupo de talentos externo.

Pocas organizaciones, sin embargo, consideran cuestiones como la cultura y el entorno laboral en sus deliberaciones sobre la resiliencia. El hecho que a menudo es pasado por alto, es que los lugares de trabajo tóxicos, con liderazgos tóxicos pueden erosionar la resiliencia, incluso en las personas más fuertes y capaces.

La resiliencia es como una batería. Para mantener una carga completa, debe mantenerse correctamente y recargarse periódicamente. Utilice la batería de resiliencia demasiado tiempo en un entorno que es duro e inoportuno, y eventualmente se agotará y perderá energía. La resiliencia se puede recargar a través de prácticas de desarrollo, descanso y bienestar.

Un buen ejemplo de esto se puede encontrar en nuestro ejemplo de los trabajadores de la salud. Sería fácil atribuir a la pandemia actual la disminución de la salud mental y física en ellos. En realidad, el bienestar emocional y mental de los trabajadores sanitarios ha sido una preocupación durante muchos, muchos años. 

En enero, el National Physician Burnout & Suicide Report para 2020, un proyecto anual del sitio de información de atención médica global Medscape, encontró que el 42 por ciento de los médicos encuestados en los Estados Unidos se sentían en burnout por “largas horas, una carga de trabajo abrumadora y una falta de apoyo” de sus empleadores. La encuesta, una instantánea de la profesión médica estadounidense antes de COVID-19, también descubrió que una cuarta parte de los encuestados tenía pensamientos suicidas. El informe señaló que investigaciones previas han demostrado que entre 300 y 400 médicos estadounidenses se suicidan cada año.

Aunque la resiliencia de los profesionales de la salud es particularmente vulnerable a la erosión de las condiciones de trabajo estresantes, la misma dinámica se puede ver en casi todos los lugares de trabajo, independientemente de la industria, sector o profesión. Para las organizaciones que desean mejorar o mantener la resiliencia de sus empleados, es esencial realizar un diagnóstico completo e introducir medidas correctivas tan pronto como sea posible. 

Los signos de alerta temprana de la erosión de la resiliencia y qué hacer al respecto

El primer paso es determinar si su organización tiene una batería débil de resiliencia. La buena noticia es que la mayoría de las evaluaciones psicométricas existentes pueden proporcionar una instantánea relativamente precisa de la resiliencia individual y organizativa. Estas evaluaciones se pueden aplicar en una variedad de momentos de carrera fundamentales: incorporación, promociones y oportunidades de liderazgo, asignaciones de expatriados y asignación prioritaria de proyectos. 

Sin embargo, de manera más continua, hay una serie de cosas que las organizaciones deben buscar y abordar de manera urgente para recargar las baterías de resiliencia de sus empleados:

1.Obtener feedback. En pocas palabras, no sabrás si hay un problema si no le preguntas a la gente cómo están aguantando. Las encuestas de participación pueden ser un importante sistema de alerta temprana para un déficit de resiliencia. Sin embargo, hay otros instrumentos psicométricos, como la  Escala de Resiliencia Connor-Davidson, que pueden medir específicamente la resiliencia individual de un grupo de empleados.

2.Mantenga una estrecha vigilancia de los signos de advertencia de resistencia decreciente. Los lugares de trabajo psicológicamente inseguros son casi invariablemente escenario de altos niveles de dimisiones, ausentismo y licencia por enfermedad. Estas métricas, tomadas en conjunto, proporcionan evidencia inequívoca de que las condiciones de trabajo básicas están agotando la resiliencia de su gente.

3.Esté atento a los empleados que se empujan demasiado duro. ¿Su gente aplaza constantemente su TDF o responde correos electrónicos de trabajo durante el tiempo libre en noches, fines de semana y días festivos legales? Estos son signos reveladores de los empleados que eventualmente agotarán sus baterías de resiliencia. Nadie, ni siquiera los mejores intérpretes más duros, puede ignorar el equilibrio entre la vida laboral y personal y seguir siendo resiliente.

4.Promover un lugar de trabajo psicológicamente seguro y saludable. Incluso las personas más resilientes eventualmente perderán su capacidad de adaptarse, perseverar y recuperarse si su lugar de trabajo se caracteriza por una mala comunicación, conflictos internos, políticas de oficina desenfrenadas, liderazgo deficiente y ausencia de equilibrio entre la vida laboral y familiar.

5.Preste especial atención al liderazgo. Las encuestas de compromiso muestran que la razón principal por la que las personas abandonan las organizaciones es para escapar del liderazgo malo o tóxico. Debe aplicar una lente enfocada y explícita a la calidad del liderazgo en su organización para asegurarse de que sus líderes no están sometiendo a los empleados a negligencia, demandas de trabajo irrazonables, acoso sexual y abuso emocional.

Es importante tener en cuenta que una transfusión de nuevos empleados o líderes no puede, por sí sola, mejorar la resiliencia de una organización con un ambiente particularmente tóxico. Incluso los nuevos empleados y líderes más seguros y capaces, eventualmente drenan sus baterías de resiliencia cuando se enfrentan a un lugar de trabajo poco amigable. 

Las organizaciones pueden tomar medidas para ayudar a desarrollar y mantener las habilidades de resiliencia tomando el tiempo para evaluar la cultura, los líderes y las personas. Una vez identificados los eslabones débiles, será esencial proporcionar herramientas prácticas para aumentar la resiliencia en quienes puedan necesitarla y restaurar la resiliencia en aquellos que pueden haber agotado sus baterías en los primeros días de la pandemia.