Liderazgo

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La reconversión laboral como clave de la empleabilidad

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7 Estrategias para crear un equipo más resiliente

30 Mar 2021

por Keith Ferrazzi, Mary-Clare Race, y Alex Vincent

Al anunciar los resultados del cuarto trimestre de Apple, que superaron las expectativas de Wall Street, su CEO, Tim Cook, identificó a los equipos resilientes y de alto desempeño como dos elementos clave que fortalecieron a la empresa en medio del desafío sin precedentes de la pandemia.

«A pesar de que estamos separados, ha sido obvio este año que alrededor de la compañía, los equipos y colegas se han apoyado unos con otros más que en tiempos normales», dijo Cook. «Creo que ese instinto, esa resiliencia han sido una parte esencial de cómo hemos navegado este año».

La presión para que los equipos sean resilientes es más urgente que nunca, ya que estamos entrando en un nuevo año desafiante con nuevos objetivos e hitos trimestrales.  Desafortunadamente, por cada Apple hay otros tantos ejemplos de organizaciones que después de la pandemia descubrieron que sus equipos no tenían las habilidades necesarias. Esto ha hecho que muchos líderes empresariales se pregunten qué pueden hacer ahora para crear resiliencia.

Para empezar, los líderes necesitan hacer algunas preguntas difíciles para determinar si sus equipos tienen lo que se necesitan para calificarse como verdaderamente resilientes.

A través de nuestra investigación y la experiencia con los equipos de líderes ejecutivos, hemos identificado cuatro características críticas de los equipos resilientes: franqueza, ingenio, compasión y humildad.

Franqueza: ¿Su equipo es capaz de tener un diálogo abierto, honesto y entregar retroalimentación entre sí? Los equipos resilientes son capaces de decirse la verdad para identificar y resolver colectivamente los desafíos que enfrentan.

Ingenio: Cuando se enfrenta a desafíos o problemas, ¿puede su equipo unirse para crear soluciones creativas y efectivas? Los equipos resilientes se recuperan de los reveses y aceptan nuevos desafíos. Dedican su energía a las soluciones y siguen centrándose en los resultados independientemente de las condiciones externas.

Compasión y Empatía: ¿Los miembros de su equipo realmente se preocupan mutuamente y comparten tanto el éxito como el fracaso? Los equipos resilientes cuentan con individuos que se preocupan profunda y genuinamente unos por otros. La resiliencia se expresa a menudo en un profundo compromiso de «co-elevar» al equipo en lugar de buscar reconocimiento individual o éxito.

Humildad: ¿Su grupo puede pedir y aceptar ayuda de otros miembros del equipo? Los equipos resilientes están dispuestos a admitir cuando un problema se ha vuelto insoluble y pedir ayuda, ya sea de otra persona del equipo o de otra persona en la organización. No ocultan sus luchas, sino que se apoyan en la responsabilidad del grupo de enfrentar los desafíos y encontrar soluciones.

Si estas son algunas de las cualidades y valores fundamentales de un equipo resistente, eso aún deja abierta la pregunta sobre qué hacer si su equipo sufre un déficit de resiliencia.

La resiliencia requiere un nivel de autoconciencia y empatía que naturalmente no puede llegar a todos de un momento a otro. Los líderes deben evaluar el estado de sus equipos, identificar los puntos débiles y luego ofrecer estrategias que ayuden a los miembros a superar sus barreras y construir bases de confianza, transparencia y autoconciencia.

En nuestro www.Goforwardtowork.com , en el que hablamos con cientos de ejecutivos, se identificó un conjunto de intervenciones que los líderes pueden utilizar para construir equipos resilientes. A esas herramientas las llamamos High-Return Practices™.

Si bien hay muchas prácticas que pueden fomentar la resiliencia de tu equipo, estas son algunas que recomendamos como fundamentales:

Seguridad psicológica: la creencia de que cualquier miembro del equipo puede hablar sin consecuencias, es crucial para crear equipos resistentes. Cuando se siente como si hubiera un elefante en la sala, los líderes de equipos de alto rendimiento crean lo que llamamos «rupturas con franqueza» para animar a los miembros del equipo a compartir sus pensamientos y sentimientos.

En nuestro estudio también nos referimos a estos momentos como dejar a «Yoda en la habitación». Cualquier miembro del equipo puede llamar a otro y, si es necesario, nos dividimos en grupos más pequeños (usando salas de grupo si la reunión es virtual) para fomentar aún más la discusión franca y honesta.

Observadores Independientes: Para ayudar a los miembros del equipo a adoptar evaluaciones francas en su trabajo, los líderes resilientes invitan a expertos externos a ofrecer una perspectiva objetiva sobre los problemas y dinámicas del grupo.

Compartir historias: Para fomentar la participación, la confianza y el compromiso, los líderes de equipos resilientes a menudo animan al resto a escribir el viaje de su vida, incluyendo altos y bajos, para compartir esos aspectos destacados con el grupo. Al mostrarse genuinos y, por tanto, vulnerables, el equipo crea un ambiente donde la compasión y la humildad son acogidas.

Desafíos de poseer: Los equipos resilientes expresan sus miedos e inquietudes entre sí. Para crear confianza y honestidad, los líderes deben facilitar este proceso y animar a las personas a admitir los temores y desafíos de sus relaciones y buscar soluciones para el equipo.

Por ejemplo, un facilitador puede pedir a cada miembro que exprese sus sentimientos sobre el estado del equipo y muestre qué problemas existen. El facilitador debe alentar a los miembros del equipo a «poseer» su parte en cualquier problema existente y no recurrir a culpar a otros compañeros de equipo.

Demuestra que te importa: Los líderes tienen que demostrar regularmente que están genuinamente interesados en el progreso del equipo, haciendo preguntas de sondeo para entender los problemas subyacentes.

Pero preguntar es solo la mitad de la ecuación: los líderes resilientes también deben escuchar atentamente las respuestas que reciben de los miembros del equipo. Aquí es donde se revelará el verdadero déficit de resiliencia.

Verifica la temperatura: Al comienzo de cada reunión, pida a todos que expongan sus niveles de energía en una escala de uno (bajo) a cinco (alto). Este ejercicio simple y rápido determinará rápidamente si hay alguien que necesita atención o está fuera de su rango normal de fatiga y frustración.

Comprometerse a construir la resiliencia de los demás: Llamamos a esto «co-elevación». Es esencial establecer expectativas claras e inequívocas en torno a la unidad del equipo y al apoyo entre pares. Cualquier vacilación o renuencia a ayudar a un colega en dificultades es una señal de que pueden ser necesarias intervenciones más profundas.

En última instancia, la resiliencia del equipo es similar a una batería. Necesita ser restaurada y recargada regularmente. Los equipos que pongan en marcha las medidas para hacerlo encontrarán que están mejor dotados y, lo que es más importante, dispuestos a asumir cualquier desafío a lo largo de la pandemia y más allá de ella.

Transiciones de Liderazgo: Los seis errores que ninguna organización debería permitir

09 Oct 2025

Las transiciones de liderazgo representan uno de los momentos más críticos en el ciclo de vida de una organización. Cuando se gestionan de manera adecuada, aseguran estabilidad, fortalecen la confianza y generan impulso hacia el futuro. Pero una gestión inadecuada puede dejar profundas cicatrices en el desempeño, la cultura y la reputación organizacional.

Sin embargo, a pesar de lo que está en juego, solo el 21% de las organizaciones tienen un plan de sucesión formal. Eso significa que casi el 80% de las empresas se acercan a las transiciones de liderazgo de manera reactiva, esperando lo mejor en lugar de prepararse para lo inevitable.

La marea creciente de transiciones

El desafío solo está creciendo. Con 10,000 Baby Boomers que se retiran todos los días, el volumen de transiciones de liderazgo se está acelerando. Al mismo tiempo, las organizaciones están navegando por turbulencias en la cima:

  • El 33% de los líderes nuevos en el rol carecen de confianza en su capacidad para tener éxito.
  • El 43% de los ejecutivos experimentó la rotación de más de la mitad de su equipo de liderazgo en el último año.
  • El 56% de los líderes reportan burnout, especialmente entre la Generación X y los Millennials.
  • El 31% de los líderes sénior no confían en que su equipo de liderazgo se desempeñe en los primeros 12 meses

En este contexto, es fundamental evitar errores en las transiciones de liderazgo.

Seis errores comunes (y cómo evitarlos)

#1: Subestimar el impacto en los compañeros

Cuando un líder senior se va, no se puede subestimar el efecto dominó en sus compañeros. Estos ejecutivos han generado confianza, colaboración y, a veces, incluso lealtad personal a lo largo de los años. Una salida desorganizada o polémica, especialmente si el líder se siente expulsado o tratado injustamente, puede generar miedo y resentimiento en todo el equipo de liderazgo.

Solución: Las organizaciones deben reconocer que las transiciones de liderazgo no se tratan solo de la partida individual, sino también de la estabilidad de los que se quedan. La comunicación transparente, la desvinculación digna y el trato justo preservan la confianza de los compañeros y minimizan el riesgo de salidas en cascada.

#2: Pasar por alto los riesgos comerciales

Las salidas de liderazgo son eventos públicos. Las partes interesadas (colaboradores, clientes, inversores e incluso los medios de comunicación) examinan cómo se gestionan. Una transición confusa puede dañar la reputación de la marca, debilitar las fuentes de talento y alterar la moral del equipo.

Solución: Tratar las transiciones de liderazgo como riesgos empresariales. Comunique primero los cambios de liderazgo internamente, si es posible, teniendo en cuenta la sensibilidad del mercado. Desarrolle planes de comunicación claros para tranquilizar a las partes interesadas, proteger la marca del empleador y estabilizar las operaciones. Al gestionar de manera proactiva las narrativas internas y externas, las organizaciones pueden convertir una crisis potencial en una demostración de fortaleza.

#3: No establecer un equipo de transición

Con demasiada frecuencia, las transiciones de liderazgo se dejan en manos de RRHH o de la junta directiva sin una estructura clara. Pero estos eventos son demasiado importantes para manejarlos ad hoc. Sin un equipo dedicado y una agenda, la ambigüedad y la confusión se apoderan de él, alimentando el estrés y ralentizando el impulso.

Solución: Establecer un equipo de transición multifuncional responsable de garantizar una transición ordenada. Esto debe incluir la planificación de la sucesión, la transferencia de conocimientos, las comunicaciones y la incorporación. La contratación de asesores externos puede proporcionar objetividad y ayudar a aliviar las tensiones en ambos lados de la transición.

#4: Ofrecer servicios de recolocación estándar

Los ejecutivos no son como otros colaboradores cuando se trata de transiciones profesionales. Sus opciones son más amplias (junta directiva, capital de riesgo, espíritu empresarial, carreras de portafolio) y hay más en juego. Los programas de recolocación estándar simplemente no abordan esta complejidad.

Solución: Proporcionar a los líderes sénior un apoyo de transición personalizado adaptado a su experiencia, redes y objetivos. Hacerlo no solo honra sus contribuciones, sino que también los posiciona como posibles embajadores de la marca y aliados a largo plazo.

#5: No mantener discusiones de sucesión

La planificación de la sucesión a menudo se siente tabú. Los ejecutivos pueden interpretarlo como una falta de confianza en su desempeño o resistirse a la conversación por completo. Pero evitar el problema deja a las organizaciones expuestas y sin preparación.

Esta reticencia es especialmente problemática dado que el 56% de los líderes, particularmente la Generación X y los Millennials, informan burnout. Sin una planificación proactiva, las salidas repentinas debido al estrés o la falta de compromiso pueden sorprender a la organización.

Solución: Normalizar las discusiones de sucesión como parte del desarrollo del liderazgo, no como una conversación al final de la carrera. Proporcionar a los líderes sénior recursos de asesoría y planificación de carrera que hagan que estas discusiones sean constructivas en lugar de amenazantes.

#6: Perder el valor de la influencia

Los líderes salientes tienen una inmensa influencia, no solo internamente, sino también externamente con clientes, analistas, proveedores y medios de comunicación. Un mal manejo de su salida corre el riesgo de perder esta buena voluntad.

De hecho, muchos líderes no se «retiran» realmente. Nuestra investigación muestra que el 56% de los ejecutivos de la generación baby boomers planean iniciar un negocio o asumir un nuevo rol fuera de su empresa dentro de tres años. Sin una transición positiva, las organizaciones corren el riesgo de convertir a los ex ejecutivos en competidores en lugar de defensores.

Solución: Replantear las salidas como oportunidades para extender las relaciones. Involucrar a los líderes salientes como asesores, mentores o embajadores, asegurando que su influencia externa continúe fortaleciendo la marca.

Convertir el riesgo en impulso

Las transiciones de liderazgo no tienen por qué ser momentos de disrupción. De hecho, cuando se manejan estratégicamente, pueden convertirse en oportunidades de crecimiento. Las organizaciones que las gestionan bien:

  • Capturan el conocimiento institucional antes de que salga por la puerta.
  • Fortalecen la continuidad y la cultura durante el cambio.
  • Preparan a los nuevos líderes con contexto, asesoría y confianza.
  • Posicionan a los líderes salientes como embajadores y mentores

Como dijo John Morgan, President of Career Transition, Career Mobility and Leadership Development & Coaching de LHH: «No se trata simplemente de reemplazar a alguien, sino de transferir el criterio, mantener el contexto estratégico y garantizar una continuidad de liderazgo sólida y confiable«.

Transiciones de Liderazgo: Los seis errores que ninguna organización debería permitir

09 Oct 2025

Las transiciones de liderazgo representan uno de los momentos más críticos en el ciclo de vida de una organización. Cuando se gestionan de manera adecuada, aseguran estabilidad, fortalecen la confianza y generan impulso hacia el futuro. Pero una gestión inadecuada puede dejar profundas cicatrices en el desempeño, la cultura y la reputación organizacional.

Sin embargo, a pesar de lo que está en juego, solo el 21% de las organizaciones tienen un plan de sucesión formal. Eso significa que casi el 80% de las empresas se acercan a las transiciones de liderazgo de manera reactiva, esperando lo mejor en lugar de prepararse para lo inevitable.

La marea creciente de transiciones

El desafío solo está creciendo. Con 10,000 Baby Boomers que se retiran todos los días, el volumen de transiciones de liderazgo se está acelerando. Al mismo tiempo, las organizaciones están navegando por turbulencias en la cima:

  • El 33% de los líderes nuevos en el rol carecen de confianza en su capacidad para tener éxito.
  • El 43% de los ejecutivos experimentó la rotación de más de la mitad de su equipo de liderazgo en el último año.
  • El 56% de los líderes reportan burnout, especialmente entre la Generación X y los Millennials.
  • El 31% de los líderes sénior no confían en que su equipo de liderazgo se desempeñe en los primeros 12 meses

En este contexto, es fundamental evitar errores en las transiciones de liderazgo.

Seis errores comunes (y cómo evitarlos)

#1: Subestimar el impacto en los compañeros

Cuando un líder senior se va, no se puede subestimar el efecto dominó en sus compañeros. Estos ejecutivos han generado confianza, colaboración y, a veces, incluso lealtad personal a lo largo de los años. Una salida desorganizada o polémica, especialmente si el líder se siente expulsado o tratado injustamente, puede generar miedo y resentimiento en todo el equipo de liderazgo.

Solución: Las organizaciones deben reconocer que las transiciones de liderazgo no se tratan solo de la partida individual, sino también de la estabilidad de los que se quedan. La comunicación transparente, la desvinculación digna y el trato justo preservan la confianza de los compañeros y minimizan el riesgo de salidas en cascada.

#2: Pasar por alto los riesgos comerciales

Las salidas de liderazgo son eventos públicos. Las partes interesadas (colaboradores, clientes, inversores e incluso los medios de comunicación) examinan cómo se gestionan. Una transición confusa puede dañar la reputación de la marca, debilitar las fuentes de talento y alterar la moral del equipo.

Solución: Tratar las transiciones de liderazgo como riesgos empresariales. Comunique primero los cambios de liderazgo internamente, si es posible, teniendo en cuenta la sensibilidad del mercado. Desarrolle planes de comunicación claros para tranquilizar a las partes interesadas, proteger la marca del empleador y estabilizar las operaciones. Al gestionar de manera proactiva las narrativas internas y externas, las organizaciones pueden convertir una crisis potencial en una demostración de fortaleza.

#3: No establecer un equipo de transición

Con demasiada frecuencia, las transiciones de liderazgo se dejan en manos de RRHH o de la junta directiva sin una estructura clara. Pero estos eventos son demasiado importantes para manejarlos ad hoc. Sin un equipo dedicado y una agenda, la ambigüedad y la confusión se apoderan de él, alimentando el estrés y ralentizando el impulso.

Solución: Establecer un equipo de transición multifuncional responsable de garantizar una transición ordenada. Esto debe incluir la planificación de la sucesión, la transferencia de conocimientos, las comunicaciones y la incorporación. La contratación de asesores externos puede proporcionar objetividad y ayudar a aliviar las tensiones en ambos lados de la transición.

#4: Ofrecer servicios de recolocación estándar

Los ejecutivos no son como otros colaboradores cuando se trata de transiciones profesionales. Sus opciones son más amplias (junta directiva, capital de riesgo, espíritu empresarial, carreras de portafolio) y hay más en juego. Los programas de recolocación estándar simplemente no abordan esta complejidad.

Solución: Proporcionar a los líderes sénior un apoyo de transición personalizado adaptado a su experiencia, redes y objetivos. Hacerlo no solo honra sus contribuciones, sino que también los posiciona como posibles embajadores de la marca y aliados a largo plazo.

#5: No mantener discusiones de sucesión

La planificación de la sucesión a menudo se siente tabú. Los ejecutivos pueden interpretarlo como una falta de confianza en su desempeño o resistirse a la conversación por completo. Pero evitar el problema deja a las organizaciones expuestas y sin preparación.

Esta reticencia es especialmente problemática dado que el 56% de los líderes, particularmente la Generación X y los Millennials, informan burnout. Sin una planificación proactiva, las salidas repentinas debido al estrés o la falta de compromiso pueden sorprender a la organización.

Solución: Normalizar las discusiones de sucesión como parte del desarrollo del liderazgo, no como una conversación al final de la carrera. Proporcionar a los líderes sénior recursos de asesoría y planificación de carrera que hagan que estas discusiones sean constructivas en lugar de amenazantes.

#6: Perder el valor de la influencia

Los líderes salientes tienen una inmensa influencia, no solo internamente, sino también externamente con clientes, analistas, proveedores y medios de comunicación. Un mal manejo de su salida corre el riesgo de perder esta buena voluntad.

De hecho, muchos líderes no se «retiran» realmente. Nuestra investigación muestra que el 56% de los ejecutivos de la generación baby boomers planean iniciar un negocio o asumir un nuevo rol fuera de su empresa dentro de tres años. Sin una transición positiva, las organizaciones corren el riesgo de convertir a los ex ejecutivos en competidores en lugar de defensores.

Solución: Replantear las salidas como oportunidades para extender las relaciones. Involucrar a los líderes salientes como asesores, mentores o embajadores, asegurando que su influencia externa continúe fortaleciendo la marca.

Convertir el riesgo en impulso

Las transiciones de liderazgo no tienen por qué ser momentos de disrupción. De hecho, cuando se manejan estratégicamente, pueden convertirse en oportunidades de crecimiento. Las organizaciones que las gestionan bien:

  • Capturan el conocimiento institucional antes de que salga por la puerta.
  • Fortalecen la continuidad y la cultura durante el cambio.
  • Preparan a los nuevos líderes con contexto, asesoría y confianza.
  • Posicionan a los líderes salientes como embajadores y mentores

Como dijo John Morgan, President of Career Transition, Career Mobility and Leadership Development & Coaching de LHH: «No se trata simplemente de reemplazar a alguien, sino de transferir el criterio, mantener el contexto estratégico y garantizar una continuidad de liderazgo sólida y confiable«.

Boletín de Recolocados septiembre 2025

22 Sep 2025

Felicitamos a quienes han finalizado su proceso de recolocación junto a LHH. A través de su compromiso y perseverancia, hoy se integran a nuevas oportunidades laborales, marcando el inicio de una nueva etapa profesional.

¡Bienvenidos a nuestra red Alumni y muchas felicitaciones por este logro!

Lo Indispensable de la Reinvención: Cómo la IA está remodelando los empleos, las carreras y las estrategias de talento

20 Aug 2025

Estamos en una etapa de transformación profesional donde la IA impulsa cambios más rápidos de lo que muchas personas pueden asimilar. Aunque pocos atribuyen directamente sus desvinculaciones a la IA, casi la mitad de los líderes empresariales ya han reducido personal por su impacto, evidenciando que las organizaciones evolucionan más rápido que la capacidad de adaptación individual.

Las personas desplazadas enfrentan más dificultades para reemplearse y, en su mayoría, deben aprender nuevas habilidades por cuenta propia. Sin embargo, lejos de resignarse, muchos profesionales están iniciando carreras completamente nuevas, reflejando que la reinvención dejó de ser una excepción para convertirse en la norma.

Esto plantea un desafío para las empresas: no basta con reestructurar, es necesario acompañar a las personas con propósito, combinando coaching, modelos de talento basados en habilidades y herramientas que les permitan explorar nuevos caminos. La oportunidad no está solo en gestionar la disrupción, sino en preparar a las personas para lo que viene, integrando la visión humana con la inteligencia artificial y la recapacitación estratégica para impulsar el crecimiento conjunto.