Cómo construir una red de contactos cuando crees que no tienes una

12 Nov 2025

En la actualidad, la búsqueda de empleo va mucho más allá de los portales laborales. Las cifras lo demuestran: cerca del 70% de las oportunidades disponibles nunca se publican. Detrás de cada oferta existe una red de contactos, conversaciones y recomendaciones que abren puertas a quienes saben conectar estratégicamente. Por eso, el networking se ha convertido en una herramienta esencial para quienes desean avanzar o reinventarse profesionalmente.

Ya sea que busques un cambio de rumbo o te enfrentes a una transición laboral, tu red de contactos puede ser el punto de partida más poderoso. Sin embargo, muchas personas subestiman su valor, pensando que “no tienen tiempo para hacer networking” o que “solo sirve si alguien tiene un trabajo disponible”. Este enfoque transaccional (buscar solo cuando se necesita algo) limita las posibilidades. El verdadero networking no se trata de pedir, sino de construir relaciones genuinas, mantener el contacto y compartir intereses profesionales.

Crear y nutrir conexiones es una inversión en tu propio crecimiento. Cuando se desarrolla de forma continua, abre el acceso a información valiosa, perspectivas del mercado y, muchas veces, a esos trabajos que no se publican. La clave está en dejar de pensar en “a quién puedo pedirle algo” y comenzar a pensar en “con quién puedo reconectar, compartir y aprender”.

Tu red es mucho más amplia de lo que imaginas. Incluye desde antiguos colegas y jefes hasta proveedores, compañeros de estudio, familiares, amigos o personas que conoces en actividades sociales. Cada una de ellas puede ser un puente hacia nuevas oportunidades. Un buen punto de partida es contactar a quienes podrían dar referencias sobre tu trabajo: personas que conozcan tus fortalezas, tus logros y tu forma de relacionarte profesionalmente. Actualízalos sobre tus proyectos recientes, habilidades adquiridas y metas actuales. Retomar esos lazos te permitirá recordar experiencias compartidas y, sobre todo, abrir la conversación hacia nuevos contactos.

El networking no siempre requiere grandes gestos. A veces basta con un mensaje en LinkedIn, una invitación a tomar un café o una breve llamada. Lo importante es la intención: interesarte genuinamente por la otra persona, escuchar, aprender y compartir. Con el tiempo, este hábito fortalece tu marca personal, amplía tus perspectivas y te acerca a un entorno laboral que se alinee con tus valores y objetivos.

Si crees que no tienes una red, probablemente no has explorado lo suficiente. Todos tenemos conexiones, solo que a veces olvidamos activarlas. Empieza con una lista de personas que conozcas y proponte conversar con ellas. Si la palabra “networking” te resulta intimidante, piensa en ello simplemente como una conversación profesional. Pregunta por sus experiencias, sus aprendizajes, las tendencias que observan en su sector y los desafíos que enfrentan. Escuchar y mostrar interés genera confianza y abre la puerta para hablar de tu propio proceso de búsqueda o desarrollo laboral.

El networking no se trata de insistir, sino de construir vínculos auténticos. Cada interacción es una oportunidad para compartir quién eres y lo que puedes aportar. Con cada conversación, estarás un paso más cerca de descubrir nuevas oportunidades… y, quizás, el trabajo que aún no ha sido publicado.